Friday, September 25, 2015

De faros y balizas: Ubicación e Información en Nuestros Tiempos

Aún cuando las balizas (Beacons) son relativamente nuevas en nuestra área de interés, el concepto es tan antiguo como la humanidad misma: una fogata a la entrada de una caverna, un faro de navegación marítima, señales de radio que permiten posicionar a un avión con respecto al aeropuerto al que se dirige, la caja negra de un avión y muchos otros ejemplos son balizas.

Entonces, una baliza es un elemento que emite alguna señal (visual, auditiva, de radio, etc.) y que puede ser usado como fuente de información para posicionamiento, guía u otros fines igualmente nobles.

En el contexto que nos interesa hoy, una baliza es un pequeño elemento, una pequeña caja, cuya función es emitir una señal con cierta periodicidad, utilizando como tecnología de emisión de señal a Bluetooth 4, tecnología conocida también como BLE (Bluetooth Low Energy) y cuyo nombre comercial es "Bluetooth Smart".

Desde hace un par de años hacia acá, mucho se ha escrito sobre iBeacon, las balizas diseñadas por Apple (pero producidas por terceras empresas), las cuales son soportadas de forma oficial exclusivamente dentro de sus plataformas iOS o MacOS.

Estas balizas allanaron el camino para que otras encarnaciones de la misma tecnología viesen la luz del día; pero es importante dejar claro que aún cuando las balizas BLE utilizan el mismo protocolo de transporte (Bluetooth Smart), el contenido transmitido es diferente, lo que las hace, en principio, incompatibles entre sí.

Y, ¿cómo funciona esto?

Comencemos con un cuento (Ver nota al final).

Carolina y Enrique, en su visita a  Madrid, deciden que hoy quieren visitar algún museo de interés, y mientras caminan buscando un café para sentarse, conversar y decidir cuál museo visitar, se encuentran frente a un aviso publicitario donde se promociona al Museo Nacional del Prado, la publicidad es algo genérica, no aparece mucho más que un par de fotografías de algunas de sus más famosas obras, otra foto de la fachada principal del museo y un texto que pone: Acércate a nuestras colecciones, conoce tu historia, nada demasiado atractivo, pero Carolina nota que en una esquina del afiche publicitario se encuentra el logo de la Web Física (Physical Web).

Logo de "La Web Física"

Seguidamente consulta su móvil y, efectivamente, está dentro del rango de efectividad de una baliza Eddystone que le guía hacia la información de la actualidad en el museo, las colecciones en exhibición, un corto video de las diferentes áreas del mismo, algunas fotografías relevantes, el horario de atención al público, la afluencia de público (para escoger el mejor horario para visitar) cómo llegar al museo desde donde ella se encuentra y que hoy, la entrada tiene un 20% de descuento para parejas.

¡Ah!, casi se me olvida mencionar: un 10% de descuento adicional si compra las entradas online y dentro del rango de la baliza.

Así que, decidido, vamos al Museo Nacional del Prado.

Al llegar al museo, Carolina accede al mismo con solo acercar su teléfono móvil al sensor de proximidad que se encuentra en la entrada, el cual le da la bienvenida por su nombre y le indica dónde encontrar información sobre las visitas guiadas y recomendaciones de ruta en caso de decidir aventurarse dentro del museo sin un guía.

Pero hoy es un día relajado, calmado, de estudio: Visita sin guía es el camino a tomar.

Por un buen rato, Carolina siente como que flota entre las diferentes salas, indecisa sobre qué detenerse a ver en medio de aquel océano de maravillas artísticas.

Las Meninas, por Diego Velázquez, Museo Nacional del Prado

Al acercarse a Las Meninas, una de sus obras favoritas desde cuando era niña, y gracias a otra baliza, su móvil le notifica acerca de la historia de la obra, la biografía de Diego Velázquez, otras obras del autor actualmente expuestas, así como sus ubicaciones en el museo. De la misma manera, le sugiere otras obras y artistas relevantes del mismo período que Las Meninas.

Y asi transcurren las horas, navegando por aquel fantástico recinto. Al final de la visita al museo, Carolina y Enrique se dirigen al café del museo, donde, gracias a otra baliza, se identifican como compradores de la promoción para parejas, y por ello fueron obsequiados con las bebidas del final del recorrido, Carolina con una aromática infusión de té Earl Grey con arándanos y Enrique con un cremoso café Capuccino.

Todo este recorrido fué mejor gracias a la tecnología Bluetooth Smart existente en sus teléfonos móviles, no hizo falta instalar nada adicional a lo que ya tenían antes de su viaje.

~~ooOoo~~


Pero..., ¿Bluetooth?, ¿entonces tengo que andar por la calle vinculando (emparejando) cualquier cosa que aparezca en mi pantalla?

La respuesta corta es: "no".

La respuesta larga sigue siendo "no", pero un poquitín más explicada: Bluetooth Smart, aunque se llame casi igual que su hermano mayor, no es compatible con él, es una tecnología diferente, es un protocolo diferente, creado por Nokia en el año 2006 bajo el nombre "Wibree" con la finalidad de contar con una tecnología de comunicación cercana con un muy bajo consumo de energía. En el año 2010 esta tecnología pasó a formar parte del estándar Bluetooth en su versión 4.0.

Las balizas transmiten un pulso de radio con la información que se desee propagar. En un área comercial, un aeropuerto o un centro de convenciones, pueden haber una gran cantidad de balizas propagando información, pulsos que pueden ocurrir uno por segundo, uno cada decima de segundo o más frecuentes aún. Todos son recibidos por los dispositivos compatibles que se encuentren en las cercanías, hasta cien metros de distancia en un buen caso. Estos dispositivos, comúnmente móviles, reciben todas las señales sin necesidad de vincularse al dispositivo transmisor, tampoco revelan información alguna sobre su presencia, nombre o cualquier otra cosa.

Estos maravillosos aparatitos tienen una buena cantidad de usos, entre ellos:

•    El Internet de las cosas.
•    La Web Física.
•    Sustitución de códigos QR.
•    Localización (tipo GPS) en espacios interiores.
•    Interacciones entre dispositivos utilizando servicios de  proximidad.
•    Posicionamiento alternativo en exteriores sin necesidad del uso de GPS.
•    Combinación con tecnologías como NFC para ofrecer servicios novedosos en las áreas de micro pagos o control de acceso.

Las Balizas en 2015

Una de las balizas más nombradas y populares en estos días son las Eddystone, creadas por Google, las cuales son una evolución de los URIBeacons que la misma empresa creó como un especificación abierta en el año 2014.

La principal diferencia entre las balizas iBeacon y las Eddystone es la carga (payload) que transmiten, o sea, el formato de la información transmitida.

En el caso de iBeacon, es un código fijo que debe ser recibido e interpretado por una aplicación nativa.

Para Eddystone, la carga puede ser flexible, de diferentes tipos:

Eddystone-UID: Un formato muy parecido al de los iBeacons

Eddystone-URL: Un URL, una dirección web común y corriente que puede ser consumida por cualquier aplicativo que tenga acceso a Internet. Este tipo de carga es la columna vertebral del proyecto Physical Web.

Eddystone-TLM: Transmite telemetría sobre el estado de la baliza, voltaje de la batería, temperatura, conteo de paquetes enviados, entre otros.

Siendo Eddystone, al igual que su predecesor URIBeacons, un estándar abierto, es muy factible que su funcionalidad sea extendida en direcciones muy interesantes en el corto plazo.

Aún cuando las balizas Eddystone aparecen hoy como un candidato con un mayor abanico de posibilidades, no hay nada que impida que Apple nos sorprenda en cualquier momento con una actualización de su tecnología iBeacon, convirtiéndose en el digno competidor que estamos acostumbrados a ver en tantas y tan diferentes áreas.

Tampoco debemos olvidar que estos no son los dos únicos contendores en este sin duda interesante y potencialmente gigantesco mercado, son solo los más conocidos..., por ahora.

¿Qué caso de uso se te ocurre para las balizas?

NOTA: El cuento de la visita al Museo Nacional del Prado, las balizas, la publicidad y descuentos son totalmente ficticios, cualquier coincidencia con la realidad es absolutamente casual y no intencionada. Estos elementos han sido utilizados para crear un contexto verosímil y posible del uso de las tecnologías mencionadas en este artículo.

Sunday, September 13, 2015

Internet de Las Cosas - La Colcha de Retazos



La semana pasada, escribí sobre el viaje de negocios realizado por Enrique, nuestro protagonista de esta serie de artículos sobre el Internet de las Cosas. En esa ocasión mencioné las interacciones que Enrique tuvo con diferentes tecnologías, las que hicieron su viaje mucho más simple, seguro y placentero. 

Hoy no escribiré sobre Enrique, pero si un poco sobre las barreras que aún existen para poder lograr una integración fácil y homogénea de los diferentes sensores con la red de redes o con dispositivos móviles.

Para empezar el tema, les comentaré sobre una experiencia que tuve hace un par de meses al iniciar el desarrollo de una aplicación móvil enfocada al sector de la salud, un app para la monitorización de diferentes valores y signos vitales.

Al iniciar el diseño de la aplicación, uno de los requerimientos era poder recibir la información directamente de los diferentes dispositivos que ya existen en el mercado, dispositivos para el monitoreo de la tensión arterial, los niveles de azúcar en la sangre, peso, temperatura, entre otros.

Para esto, hice una lista corta con 5 empresas que interpreté cumplían con los requisitos de tamaño, usabilidad, confiabilidad, certificación y existencia; si, existencia, porque hay un buen número de dispositivos que son, por ahora, solo humo, una promesa. Como dato curioso, el precio no estuvo entre los factores de selección del producto.

Resumen de los resultados:

LO BUENO - Tecnología de transporte de datos

Al contactar a este pequeño grupo de empresas, vi que sus productos utilizaban diferentes tipos de comunicación entre el dispositivo y el teléfono móvil, Bluetooth, WiFi, USB estaban entre las formas de comunicación.

LO MALO - Protocolos

Profundizando un poco en el tema, pude ver que aunque la tecnología de transporte era soportada por la gran mayoría de los móviles, esto, desde ningún punto de vista fue una sorpresa, los protocolos de comunicación eran totalmente propietarios, o por lo menos lo suficientemente ofuscados para que no fuesen fácilmente implementables, desde el punto de vista técnico o el punto de vista legal.

LO FEO - APIs

Todos soportan algún tipo de API, bien documentado y basado en estándares (XML, JSON), con esquemas de seguridad razonables.

Hasta aquí, todo bien con los APIs, pero como muchas cosas en este mundo, hay peros: Los API permiten comunicarme con la plataforma que la empresa fabricante de los dispositivos posee en la nube, no con los dispositivos. La política absolutamente emplazada en todas las empresas es: "Usa nuestro dispositivo, a través de nuestro APP, sobre nuestra nube y, por ser un buen ciudadano, te dejamos leer los datos desde nuestra nube".


O sea, no puedo integrar mis aplicaciones con sus dispositivos sin hacer retro ingeniería de la comunicación entre dispositivos, lo cual ciertamente violaría las condiciones de uso. Si deseo ofrecer a mis clientes diferentes funcionalidades (Peso, Presión Arterial, etc.), mis clientes necesitan descargar e instalar diferentes aplicaciones, luego, ni son mis clientes ni estoy ofreciendo ninguna solución unificada.

Para el proyecto que nos hemos planteado inicialmente, el control  del destino de los datos es de vital importancia para poder ofrecer el nivel de interactividad deseado entre todos los actores, los sensores son simplemente una comodidad deseable, pero hubiese sido, en este momento, un factor de peso al presentarlo a los potenciales clientes. El proyecto continúa, pero en el área de sensores automáticos, seguimos buscando.  

El punto que he querido ilustrar es que, si hacemos un paralelismo con la televisión, el estado del arte hoy por hoy, es tan ridículo como sería que si deseo ver el canal de televisión FOX, necesitase un televisor marca SAMSUNG, pero si desease ver el canal Discovery, entonces solo lo pudiese hacer con un LG, o si vamos a los teléfonos, ¿se imaginan si solo pudiese hablar con teléfonos Apple desde otro teléfono Apple?.

Una de las alternativas sería aplicar el mismo esquema que las otras empresas, o sea, fabricar mis propios dispositivos, certificarlos y crear una cadena de distribución global para conquistar al mundo, pero eso, no creo que ni yo ni empresa alguna de las que he estudiado, lo logremos por ahora.

Hasta ahora las referencias que he hecho son directas al marcado de los dispositivos móviles relacionados con el área de la salud, pero si buscamos un poco, podemos ver que se repite en muchas áreas:


Podría también mencionar termostatos y muchos otros tipos de sensores que están surgiendo como setas por todas partes.

Todas las empresas mencionadas (las listas no son exhaustivas) venden productos incompatibles con los de las demás, todas usan su App propietaria, lo que implica que, por ahora, al decidirnos por una marca, si deseamos interoperabilidad, pues quedamos atrapados.

Pero basta de noticias sombrías o poco alentadoras, ninguno de los productos mencionados es malo, todos buscan abrir nuevos mercados, todos son dignos competidores en sus áreas. Las nuevas tecnologías casi siempre comienzan a conquistar los mercados de esa forma. Nadie sabe con total certeza lo que realmente va a funcionar en el futuro, así que todos intentamos, con lo mejor de nuestras habilidades, con lo más granado de nuestra visión comercial y experiencia pasada, crear ese producto que será el estándar de-facto. 

Poco a poco, las mejores ideas se irán imponiendo, los mejores protocolos de comunicación se convertirán en el estándar soñado, el mercado madurará y todos nos beneficiaremos de mejores productos, servicios, más confiables, mas predecibles, intercambiables y estratificados. Los habrá de lujo, estándar y económico, pero en su corazón, todos los dispositivos terminarán ofreciendo el mismo subconjunto de funcionalidades básicas y se conectarán de forma universal, como los electrodomésticos a enchufes eléctricos, los automóviles a las calles y autopistas, o como los televisores, a cualquier canal disponible, sin incompatibilidades.

Pero, aún así, hoy estamos viviendo la etapa de La Colcha de Retazos. 



La buena noticia es que, en esta ocasión, ya está sucediendo, a una velocidad mucho mayor que otras tecnologías lo hicieron en tiempos no tan remotos.

Esta es mi visión, ¿cuál es la tuya?

¡Hasta la próxima!

(*) Todas las marcas y nombres comerciales mencionados en este articulo son marcas registradas y propiedad de sus respectivos dueños.

Sunday, September 6, 2015

Introducción al Internet de las Cosas

Últimamente se ha comenzado a hablar mucho sobre el Internet of Things, lo cual, en buen español es: Internet de las Cosas, pero realmente, ¿qué es eso?, ¿otro internet?, ¿mi ordenador podrá usarlo?...
 
Antes que nada, me permito citar la definición ofrecida por Wikipedia:
Internet de las Cosas es un concepto que se refiere a la interconexión digital de objetos cotidianos con internet. Alternativamente, Internet de las cosas es el punto en el tiempo en el que se conectarían a internet más “cosas u objetos” que personas. También suele referirse como el internet de todas las cosas o internet en las cosas. Si los objetos de la vida cotidiana tuvieran incorporadas etiquetas de radio, podrían ser identificados y gestionados por otros equipos, de la misma manera que si lo fuesen por seres humanos.

Antes de salir corriendo y gritando que las máquinas han conquistado al mundo y que tenemos que regresar con suma urgencia al lápiz y al papel, o mejor aún, al carbón y a la pared de la caverna, tratemos de entender de dónde viene y hacia dónde pretende ir este concepto.

La expresión Internet de las Cosas fue acuñada por el emprendedor Británico Kevin Ashton en el año 1999, época en la que trabajaba en el M.I.T en lo que fue el precursor de la tecnología RFID (Radio Frequency ID), y con ese término pretendió describir un sistema en el que el internet se conecta con el mundo real vía un sinfín de sensores de muchos tipos.

Una rápida mirada hacia atrás

Hace apenas 30 años, en 1985, Cuando Enrique, estudiante de primaria, iba a estudiar a casa de Carolina, su compañerita de clases, y habían terminado el tema asignado, llamaba por teléfono fijo a Nancy, su madre, para que lo fuese a buscar.


Nancy podría haber estado en casa, o en camino a casa desde la oficina, tomándose un café o simplemente se había retrasado en salir del trabajo porque estaba esperando una llamada de aquel importante cliente que le garantizaría ingresos estables a su empresa para el resto del año y más, se habrían puesto de acuerdo en la hora vía TELEX o FAX. 



En cualquier caso, las probabilidades de que Enrique pudiese hablar con su madre al primer intento eran, en el mejor de los casos, mixtas, lo que casi seguramente representaba la necesidad de llamar más de una vez, o llamar a varios lugares, varios números, hasta localizarla, o esperar a que Nancy le llamara, ya que ella también sabía dónde estaba su hijo. Pero en cualquier caso, había que esperar hasta llegar a un lugar con teléfono fijo.

Hace 20 años, la historia hubiese sido un poco diferente, Nancy ya tendría un teléfono móvil al cual Enrique podría haber llamado y hubiese contactado a su madre con mayor facilidad.

Hoy en día, un "Má, ya terminé!" por Whatsapp podría resolver el dilema en un par de segundos.

Aun así, una calle en reparación, un semáforo descompuesto, un accidente de tránsito, o el mismo clima, podrían (y aún hoy, pueden) dar al traste con la hora de llegada de Nancy a recoger a su adorado angelito, lo que, desde algún otro punto de vista, podría ayudar a profundizar la ya entrañable amistad de Enrique con Carolina, pero esa es otra historia, algunos años en el futuro.

Vemos así, cómo en relativamente poco tiempo hemos pasado de la comunicación desde puntos estrictamente fijos a la comunicación totalmente móvil. Pero todavía tenemos que tomar la iniciativa e iniciar el contacto.

¿No nos nos vendría bien combinar la tecnología que tenemos en nuestras manos con otras fuentes de información para agilizar nuestro tránsito, hacer nuestras salidas y llegadas más predecibles y el viaje más placentero?

¿Es posible que esta información venga a nosotros en lugar de tener que adivinarla o salir a buscarla?

Una mirada hacia adelante (pero no mucho)

Ahora estamos en el año 2016, si, es en el futuro, pero a solo unos pocos meses de distancia. Enrique, ahora ya todo un profesional que trabaja desde su casa, oficina, tranvía, café o cualquier otro lugar con conectividad móvil, tiene las manos más llenas de responsabilidades que las que cualquier persona podría haber manejado o asumido unos pocos años antes, pero Enrique cuenta con un arma que antes era solo material de especulación en los libros de Ciencia Ficción más atrevidos: El Internet de Las Cosas.

Son las 3:17 am de una fresca noche de otoño, Enrique vive en Barcelona, España, y hoy tiene que desplazarse a Munich, Alemania para una reunión en el Municon, una de las casi 20 reuniones con el nuevo estilo Aterrizaje-Reunión-Despegue que ha tenido este año, así que Enrique desayunará y cenará en su ciudad, pero trabajará en dos países y en tres idiomas.
Vista panorámica del Municon - Aeropuerto de Munich
Enrique le mencionó (si, mencionó, habló) a su despertador, que deseaba levantarse a las 5:00 am, su vuelo saldría a las 7:43 am. El despertador, a las 4:50 am, consultó con el calendario de Enrique en la nube, el cual a su vez, sabiendo que había un vuelo programado para las 7:25 am, revisó el estado del mismo con la línea aérea, recibiendo como respuesta que el vuelo despegaría con 12 minutos de retraso, seguidamente consultó con TMB y resultó ser que un par de estaciones se encontrarían cerradas a esa hora por motivos de mantenimiento, el tren pasaba, pero no se detenía, ahorrando 3 minutos al viaje. Con esta información, el despertador decidió enviar un mensaje al teléfono móvil explicando la situación (para evitar el estrés de Enrique al ver la hora) y sonar la alarma a las 5:10 am, regalándole a Enrique algunos minutos de sueño reparador.

Al sonar el despertador, ya las luces de la habitación, el baño y la cocina estaban encendidas, al 10% de su intensidad y en un tono cálido, como la luz del amanecer, la intensidad de las mismas iría aumentando gradualmente hasta llegar a su máxima intensidad en unos 5 minutos más.

De igual forma, la calefacción del apartamento se encendió 15 minutos antes de sonar el despertador, aumentando en ese período 4.3°C la temperatura de dos de las tres habitaciones que Enrique cruzaría esta mañana, y 5°C a el baño.

Al abordar el vagón del metro que le llevaría al aeropuerto de El Prat, Enrique pagó el viaje desde su teléfono móvil con solo acercarlo al lector que se encontraba dentro del vagón en el que abordó el tren, en camino al aeropuerto revisó su pase de abordaje, le informó al sistema de la línea aérea que no portaba consigo más equipaje que su ordenador portátil, así podría dirigirse directamente a la puerta de embarque sin más revisiones que las exigidas por la seguridad del aeropuerto.

Al llegar al aeropuerto, Enrique pudo notar que la máquina de café donde acostumbraba tomarse su anhelado aeroportuario elíxir no estaba en el lugar acostumbrado, pero fue informado de inmediato por su teléfono sobre la nueva ubicación de la misma.

Al encontrar la nueva ubicación de la máquina, más iluminada, mejor ventilada, Enrique acercó su teléfono a la misma y, por la magia de las tecnologías de proximidad, la máquina le entregó un Ristretto Lungo, con un toque de crema, endulzado con azúcar moreno, a la vez que descontó 1,50€ de la cuenta bancaria de la empresa en la que Enrique trabaja (Beneficios de viajero).

Al aterrizar en el aeropuerto de Munich, Asbjörn, el potencial cliente de Enrique ya se encontraba allí y, como había sido notificado por su teléfono móvil acerca de los minutos de retraso del vuelo procedente de Barcelona, retraso responsabilidad de la línea aérea, estaba disfrutando de una copa de Clevner Frühburgunder, un vino tinto que un colega de su Suecia natal le había recomendado hace ya un tiempo y que su teléfono móvil le había ayudado a localizar en uno de los bares del aeropuerto a un precio aceptable. 

Enrique le pudo encontrar rápidamente por medio del servicio de localización personal que ambos habían acordado utilizar ese día.

La reunión de trabajo, en una de las salas más pequeñas del área Club, fue todo un éxito, cubriendo las expectativas de ambas partes.

Al partir cada uno de los ejecutivos por su lado, y a 30 minutos de abordar el avión que le traería de regreso a Barcelona, Enrique, contento a más no poder por lo exitoso de su viaje, se topa con otra máquina expendedora de café, café de su marca favorita, máquina de otra empresa expendedora, y decide que es buen momento para tomarse otro Ristretto Lungo.

Al encontrarse frente a la máquina, acerca una vez más su teléfono y la máquina le comunica, en su pantalla LED, en buen Español, que al ser este su café número 25 de esta marca, el mismo es cortesía del fabricante del café, a la vez que le aconseja que disfrute su relajante bebida con calma, ya que su vuelo saldrá con 4 minutos de retraso esta vez.

Este "alocado" día, rodeado de tecnología por todas partes, lo he ambientado en algún momento del año 2016 porque el metro de Barcelona todavía no llega hasta el aeropuerto de El Prat (se espera que en 2016 lo haga), pero lo cierto es que toda, absolutamente toda la tecnología aquí mencionada, existe ya en este convulsionado final del 2015.

Si la tecnología mencionada está totalmnte presente o no en el recorrido realizado por Enrique, eso os lo dejo como trabajo de investigación, aún así, más temprano que tarde, esta historia, quedará en el pasado, obsoleta, porque la tecnología avanzará más rápido que mis lentos dedos sobre mi viejo teclado.

En los próximos artículos profundizaré en los detalles sobre las tecnologías usadas por nuestro héroe en este futurístico día. Mientras tanto, os dejo con la pregunta:

¿Cómo ha influido el Internet de las Cosas en tu vida?

Iniciemos el intercambio de ideas. ¡Hasta la próxima!